Montaje y Postproducción. El flujo de trabajo y su optimización
Una gran parte del tiempo y el trabajo se refleja en el flujo de trabajo, y más aun en el Montaje y Postproducción de Audiovisuales. Un buen workflow optimizado puede ser la diferencia entre un proyecto profesional y uno que no lo es porque identifica a lo buenos profesionales del montaje, VFX y Corrección de Color. Todo lo que se aprende del flujo de trabajo se aprende con los años y la experiencia, aunque se pueden seguir unas pautas ya estipuladas. Aquí os enseñaremos cuáles son esas pautas para tener un buen flujo de trabajo en la Postproducción.
El flujo de trabajo o workflow es fundamental en cualquier labor a desempeñar que implique el tiempo como un recurso limitado y haya un límite de tiempo. Dominar este flujo puede ser lo que diferencia a los buenos profesionales del resto, aunque como en cualquier oficio, cada uno tiene sus propias costumbres y técnicas que han adquirido con la experiencia.
En el montaje y la postproducción, el workflow puede ahorrarte mucho tiempo y esfuerzo a la hora de llevar a cabo tu labor. Además, dominar el flujo de trabajo puede facilitarte tanto las cosas que cada vez te será más sencillo alcanzar tu objetivo de una forma más eficiente. En la industria del Cine es cada vez más frecuente que el equipo técnico esté compuesto por numerosos integrantes y departamentos que deben trabajar en conjunto, por eso el flujo de trabajo se ha vuelto tan importante actualmente en el Cine.
El workflow en el montaje
Llegada la fase de postproducción en cualquier proyecto audiovisual, el flujo de trabajo se vuelve aun más importante porque entran en juego numerosos factores que pueden influir en los tiempos de trabajo. Desde que la oferta de tecnología y software de montaje y producción se ha vuelto más abundante y accesible, han surgido numerosos formatos, contenedores y programas que requieren un workflow específico cada uno y eso puede ser algo tedioso de llevar a cabo. Por eso existen unas pautas más generales a la hora de trabajar con archivos, datos y formatos del audiovisual que pueden solucionar gran parte de los problemas de trabajar con diferente software y departamentos en una misma producción.
El proceso de postproducción pasa en sí mismo por varias fases contando desde que el montador recibe los archivos grabados durante el rodaje. Estos son los pasos que se dan en la postproducción, la última fase de una producción audiovisual:
1. Ingesta y gestión de medios.
2. Organización.
3. Importación.
4. Montaje.
5. Color Correction/Color Grading.
6. Efectos Especiales.
7. Envío Final.
Cada una de las fases es igual de importante que la anterior y necesitan mantener un flujo de trabajo bien relacionado para que todo fluya. Vamos a ver cada uno de ellos más en profundidad para conocer el workflow más concretamente.
Ingesta y gestión de medios
Cuando el montador recibe los archivos de una producción, es muy probable que se encuentre con una gran cantidad de información con hasta terabytes de archivos. Lo más importante para que el flujo de trabajo funcione desde el primer momento es tener un sistema de archivos que sea fácil de leer y buscar para facilitar el acceso a todos los medios relacionados con el proyecto.
Cada profesional puede trabajar como se sienta más cómodo en este ámbito, pero por norma general se usa una carpeta con el nombre del proyecto en mayúsculas que puede ser el título de la película o la producción del tipo que sea. Dentro de esa carpeta irán destinados todos los medios del proyecto cada uno en su carpeta correspondiente dependiendo del tipo de recurso que sea, por ejemplo, músicas, audios, códigos de tiempo, archivos de vídeo, recursos para distintos softwares, proxies, archivos XML…
El uso de las mayúsculas ayuda a leer mejor el título y la visualización en lista. Como se puede apreciar, la cantidad de archivos es tan grande que la organización es fundamental para mantener un orden.
Organización
La organización de los archivos es algo que debe ir con cada postproductor pero cada proyecto en el que trabajes debería seguir las mismas pautas de organización. Como dijimos, usar letras mayúsculas ayuda a visualizar mejor los archivos en nuestro monitor y sabemos que el sistema de carpetas nos ayudará a encontrar rápidamente el archivo que buscamos dentro de su grupo.
Sin embargo, dentro de cada carpeta podemos encontrarnos que el proyecto ha requerido varias versiones de una exportación en algún software como Adobe After Effects o Davinci Resolve, por ejemplo, y veremos una larga lista de archivos. Nombrar correctamente nuestros archivos exportados, recursos y proyectos, será la forma más fácil de encontrar un archivo concreto cuando lo necesitemos más adelante.
Lo ideal es escribir las palabras claves que te ayuden a identificar ese archivo o proyecto, por ejemplo, el plugin que usamos en ese archivo de After Effects, además de añadir el número de la versión o la fecha del último guardado en su caso. Un buen etiquetado nos facilitará todas estas búsquedas en el futuro y, por compatibilizar, se suele utilizar el guión bajo en lugar del espacio en los títulos.
Esto no quiere decir que tengamos que renombrar cada uno de los clips de vídeos ni nada parecido, pero tener claro nuestro sistema de organización de archivos y hacerlo lo más entendible posible para el resto de profesionales y departamentos que trabajarán con ellos, será parte importante de nuestro trabajo en la postproducción. Parte de la labor del DIT es entregarnos todos los archivos de audio y vídeo obtenidos en el rodaje con cierta organización que previamente hemos acordado. De esta forma llegamos a nuestra fase de importación con nuestros medios bien identificados.
Importación
Estas reglas pueden ser muy similares en la mayoría de softwares. En Adobe Premiere Pro, por ejemplo. Es tan sencillo como importar la carpeta completa con nuestros recursos y quedarán organizados en nuestra bandeja del programa. Luego podemos crear otra bandeja solo para las distintas líneas de tiempo con las que vamos a trabajar, pero lo más importante es que tendremos audio y vídeo por separado y listo para trabajarlo con software específico.
Dentro de cada una de las carpetas la organización dependerá del flujo de trabajo del montador y programa con el que estemos trabajando. Las grandes producciones con gran cantidad de planos y tomas, se pueden organizar en secuencias o días de rodaje. Aunque también se dividen en localizaciones, escenas y otras clasificaciones más concretas.
La conectividad de Adobe Dynamic Link es única y permite controlar todos nuestros medios dentro de la Suite de Adobe y todos sus softwares. Pero ahora veremos cómo conseguir archivos para trabajar nuestras secuencias montadas en otros softwares de efectos especiales y corrección de color.
Montaje
Una vez que todos nuestros archivos están importados en nuestro software de montaje, ya sea Adobe Premiere Pro, Avid Media Composer o Final Cut Pro, podemos comenzar con el montaje.
El montaje se trabaja desde el principio hasta el final cada vez, es decir, que cada montaje es único e independiente y se cada timeline se guarda como tal. Así nos aseguramos que cada cambio se guarda y podemos revisar hasta la versión final con los cortes apropiados. Incluso, podemos trabajar sobre un montaje anterior duplicando la secuencia.
Todo estará bien mientras identifiquemos correctamente cada secuencia y las anidemos una vez tengamos el montaje final. Cabe mencionar la importancia de tener backups de nuestros montajes para no perder nada de información por error. El primer montaje que hacemos suele ser más general y poco a poco daremos cortes más precisos, añadiendo secuencias de After Effects anidadas cuando sea necesario.
Una vez tengamos el montaje final, es el turno de la corrección de color que se llevará a cabo sobre el montaje final.
Color Correction/Color Grading
Para llevar una corrección de color profesional, Davinci Resolve es el mejor software específico dedicado a este apartado. En SchoolTraining trabajamos con este software y el Director de Fotografía César Hernando AEC, quien lleva a sus espaldas años de experiencia coloreando y trabajando con Davinci Resolve en numerosos proyectos.
Para que Davinci pueda trabajar con las secuencias de vídeo de nuestro montaje final, necesitamos archivos que pueda leer y por eso exportamos la secuencia en formato XML de Final Cut Pro desde el software que utilicemos, ya sea Adobe Premiere Pro, Avid Media Composer o el propio Final Cut.
El archivo XML asegura que tu secuencia con todo el montaje y los cortes pueda ser trabajada en la corrección de color y ser importada de nuevo en nuestro proyecto de montaje con los mismos cortes sin necesidad de mover todos los clips al nuevo software. Esto ahorra mucho tiempo en la postproducción.
Cuando el procesamiento del color ha terminado y tenemos nuestra secuencia de vuelta en nuestro programa de montaje (siempre teniendo en cuenta nuestro sistema de organización en carpetas, podemos utilizar una con los archivos con la edición del color ya realizada), lo revisaremos y compararemos con los clips sin colorear para estar seguros de que cada clip está bien renderizado, así como que nuestras marcas de edición siguen en su lugar correcto.
Efectos especiales
Igual que Davinci Resolve es el mejor software de corrección de color, Adobe After Effects es una de las mejores opciones para los VFX. Premiere nos permite seleccionar el clip que queremos editar en After Effects directamente del timeline y convertirlo en una composición de After Effects con la misma configuración que nuestra secuencia.
Es lo más sencillo de trabajar cuando queremos hacer cualquier trabajo de efectos especiales. Así conseguimos el clip enlazado a la composición de After Effects en el mismo orden que los seleccionamos. A su vez, al trabajar dentro de After Effects es muy probable que utilicemos numerosas capas que ralentizarán el renderizado y la exportación, por eso debemos optimizar estos efectos siempre que podamos en pocas capas para después aplicarlos en los menos pasos posibles.
Por ejemplo, en una sola composición de After Effects podemos encontrarnos con capas de fondo, primer plano, capas de partículas, de ambiente, de ajustes de iluminación… Todas estas capas no tienen porque renderizarse para cada plano cada vez, por eso es mejor hacerlo individualmente y recompilarlas para reducir los tiempos de renderizado.
Si hemos nombrado correctamente nuestras secuencias y composiciones, podremos enlazar rápidamente cada uno de los efectos especiales con nuestros clips y tenerlos identificados correctamente con el nombre de su contenido. Es sencillo una vez nos hemos acostumbrado a trabajar de una forma metódica en este aspecto, y así lo haremos en cada proyecto optimizando el workflow.
Envío final
Una vez tenemos nuestro proyecto montado y listo, con la banda sonora correspondiente aplicada, es el momento de realizar la exportación. Los formatos más utilizados en cine son el 2K y el 4K, aunque actualmente ya existen algunas pantallas de 6 y 8K, pero los formatos más extendidos son los primeros. En este punto, es muy recomendable crear presets para la resolución, el bit-rate y el códec porque facilitarán el momento de exportar, del mismo modo que crear varias versiones en mayores y menores resoluciones.
En el cine sabemos que la idea es conseguir un DCP final con todo los metadatos y archivos de vídeo necesarios para proyectar en pantallas de sala, pero nunca podemos olvidarnos de mantener nuestros backups almacenados y listos para cualquier otra exportación necesaria en cualquier momento. Para esto sirven los másters de ProRes, para no tener que trabajar con los archivos Raw de nuevo.
Sobra decir que nuestras exportaciones irán a una carpeta aparte dentro de la del proyecto, pero, además, podemos crear una copia en la propia raíz del proyecto para tenerla más a mano y evitar pérdidas si se mueve alguna carpeta. Aquí llegamos a uno más de los problemas que se da en el workflow de la postproducción en el cine, y es el almacenamiento.
Los archivos tan pesados y las numerosas versiones de los renders pueden dar lugar a una gran cantidad de espacio de almacenamiento que ocupan discos y discos. La solución es asegurarnos la sustitución de versiones anteriores que ya no sirvan, sustituir y revisar continuamente que las exportaciones sean las más actualizadas y asegurarnos que no guardamos tantos archivos inservibles.
El autoguardado es una gran ayuda cuando trabajamos en este tipo de software de postproducción como Adobe Premiere Pro, After Effects o Davinci Resolve, pero puede también generar mucho espacio de almacenamiento. Por eso, debemos buscar una configuración óptima de número de archivos de autogardados para los proyectos y el intervalo de tiempo de cada guardado. En Premiere Pro puedes configurar estos parámetros para que guarde un máximo de cinco archivos en intervalos de media hora o una hora.
Es inevitable que, trabajando con archivos tan grandes y efectos tan complejos acumulados en capas, nos encontremos con algún error que cierre nuestro programa inesperadamente. Para esto es útil tener archivos autoguardados.
En conclusión, el flujo de trabajo puede ser tan simple o complejo como lo queramos llevar a cabo, pero tiene que ser un acuerdo mutuo para todo el equipo y deben tenerlo claro desde el primero al último profesional que participe en el proyecto para que funciones de manera correcta.