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La armonía musical y cómo conseguirla

Construir la armonía en música es una de las tareas más difíciles de un productor. Nuestro profesor Daniel Amat del Máster en Producción Musical, Mezcla y Mastering, enseña a nuestros alumnos a construir armonías y trabajar las escalas en la música. En este artículo os mostramos los aspectos fundamentales de una buena armonía musical y cómo conseguirla en el proceso de producción.

La armonía es una de las partes más importantes de una canción. Pero puede ser muy difícil hacerlo bien. Por eso, en este artículo os enseñaremos qué significa la armonía cuando se compone o se produce música, cómo tratarlas y utilizarlas en vuestro beneficio para sacar lo mejor de vuestra música.

La armonía musical se da cuando suenan varias notas distintas al mismo tiempo y en la teoría musical hace alusión a la construcción de acordes, su calidad y su progresión. Por eso, la armonía solo se dan en instrumentos armónicos o en voces que incluye guitarras, pianos e incluso, sintetizadores. 

Producir o escribir música sin las armonías es una misión imposible, hasta tal punto de que todo en la música gira en torno a las armonías, que está presente en todas las canciones de una u otra forma y con diferentes resultados. Controlarlas es muy importante para cualquier productor que quiera hacer buena música.

La teoría musical empieza por las armonías, como enseña nuestro profesor Daniel Amat en el Máster en Producción Musica. Para representar armonías musicales se utilizan números romanos, que además indican el grado de la nota base y la función que cumple esa armónia en la canción, dividida en tres categorías: tónica, dominante y predominante.

En los acordes de tónica, la armonía es estable y en los de dominante ocurre al revés, provienen del trío de notas en el quinto grado de la escala. Cuando escuchamos un acorde dominante, sentimos cómo el sonido tiende arriba y abajo de manera natural buscando la tónica y es lo que provoca las progresiones armónicas de la música. El resto de acordes son los predominantes, destinados a enlazar los acordes comprendidos entre el I y el V.

Una buena manera de aprender las armonías y sus funciones es analizar canciones, de manera que podamos identificar de qué acordes se compone y que función armónica tiene. De esta forma veremos que podemos moverlo siempre que cumplamos las normas de las armonías y su relación entre ellas.

A la hora de buscar armonías componiendo canciones, lo más útil es servirse de los números romanos y los acordes. Sin embargo, en la producción musical ocurre que la melodía y los acordes llegan antes que la propia armonía y el productor o compositor tiene que encontrar la armonía perfecta para esa canción final.

Añadiendo notas arriba y abajo, tendrá que dar con aquellas que no sean disonantes, es decir, que vayan acompañando a su melodía y así encontrar los acordes subyacentes. Los grados 1, 3, 5 y 7 del acorde suelen ser el mejor camino para dar con esa armonía general de la canción.

Así se va creando el contrapunto, una melodía por encima de la propia canción que tiene su propio sentido si se escucha por separado, y es todo un arte conseguirlo. El contrapunto se puede identificar en varios movimientos dependiendo de hacia donde se muevan las notas, por ejemplo, si van en la misma dirección y con el mismo intervalo, es un movimiento paralelo. Cuando las notas se mueven en sentido opuesto se llama movimiento contrario.

La armonía perfecta se haya en la mezcla idónea de estos moviemientos, evitando repeticiones de movimientos paralelos y creando bloques muy repetitivos. Todo es práctica y solo así se puede ser un buen compositor o productor musical que realmente diga algo con su música.