SchoolTraining

El proceso de exportación del sonido. La mejor configuración para mastering

El momento de exportar o el "bouncing" es crucial para el Técnico de Sonido, y hacerlo correctamente no siempre es fácil. Cuando nuestro archivo sale del DAW, normalmente pasa al proceso de mastering donde limpiarán al máximo el audio. Para este proceso, el archivo de sonido debe cumplir una serie de características y en este artículo os explicamos cómo hacerlo desde el software más usado en los estudios y la industria del sonido.

Un técnico de sonido profesional sabe que el audio necesita un trato muy especial desde el primer momento que se produce hasta que se edita y se prepara para la masterización. Por esto es muy importante conocer la física del sonido, pero también saber las características técnicas del audio digital y las distintas opciones que ofrecen los DAW.

Hacia el final del proceso de mezcla, cuando un tema está equilibrado y lo más limpio posible, llega el último paso antes de mandar a masterizar. Se trata de la exportación en nuestra estación de trabajo desde el software que estamos utilizando, que siendo tan variado ofrece muchas opciones y os vamos a explicar cómo hacerla en los programas más usados de la industria y cuál es la mejor configuración para la masterización.

Para empezar exportar o hacer un bounce significa convertir nuestro proyecto con todas sus pistas a un archivo digital que sea leíble por un ordenador. El término bounce viene de la época analógica del sonido, cuando los técnicos de sonido tenían un espacio limitado para grabar en las cintas magnéticas así que usaban sus consolas para mezclar varias pistas en una. Este procedimiento se denominaba “bouncing down”.

Actualmente, casi todo el software de audio funciona de manera similar y a la hora de exportar permiten elegir la configuración de esa exportación. La idea es que el técnico de sonido pueda escoger la mejor dependiendo del destino de ese archivo, utilizando una para pruebas, otra para escuchas o el proceso de mastering. Aunque el proceso sea distinto en cada DAW, existen ciertos parámetros que hay que tener en cuenta siempre en toda exportación.

La resolución de nuestro archivo tiene que ver con la frecuencia de muestreo y la profundidad de bits. Lo importante es no elegir una resolución menor que la que usamos en nuestro proyecto durante la mezcla porque el DAW tendrá que compilar más información en un espacio menor. La mejor opción es la de 32 bits siempre que esté disponible y es debido al dithering del que hablábamos en el último post.

El formato del archivo que exportamos también hay que tenerlo en cuenta. Lo ideal es utilizar WAV o AIFF porque no realizan compresión ninguna y por tanto no hay pérdida de información. Estos son los mejores formatos al exportar para el mastering.

Por otra parte, no hay que normalizar nuestro audio cuando exportamos para masterizar porque este proceso necesita espacio disponible en la canción para realizar los ajustes y al normalizar aumenta la ganancia del archivo. Además, si queremos un estéreo utilizaremos la opción de intercalado y si exportamos nuestras pistas una por una, la opción mono múltiple.

Por último, se pueden hacer exportaciones offline y en tiempo real. La diferencia está en el tiempo que tarda y la potencia de nuestro ordenador. La exportación en tiempo real escribe el archivo a la velocidad de reproducción, lo cual es lento pero más seguro en cuanto a fallos. El modo offline lo hace mucho más rápido pero puede generar errores con plugins de alto consumo de CPU.

En Logic Pro X

En Ableton

En Pro Tools