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¿Qué es el mastering y por qué es tan importante?

El mastering es el último paso antes de lanzar un tema o un álbum al mundo y puede ser la diferencia entre una buena canción y una que no lo es. Existen muchas y muy diferentes formas de afrontar el mastering en la producción musical y la mezcla del audio pero el objetivo es siempre conseguir una máxima calidad de sonido con una señal lo más limpia posible. En este artículo os enseñamos qué herramientas se utilizan en mastering y cuáles son los recursos necesarios.

El mastering es el paso final de una producción musical, dentro de la postproducción es el último escalón antes de lanzar un tema al público, y eso dice mucho de la función que tiene el mastering. Usando herramientas como la compresión, ecualización, limitadores y potenciadores estéreo, el mastering se utiliza para optimizar la mezcla de audio dándole equilibrio y coherencia, se escuche en el formato y soporte que sea.

En la actualidad, la cantidad de formatos físicos y digitales en los que se lanzan álbunes, requiere un extra de optimización y cohesión entre el sonido, por eso el mastering es el eslabón que une el producto con el público. Trata de crear una sintonía en la mezcla y entre las pistas de un álbum, arreglando pequeños fallos y mejorando el sonido cuando sea posible.

Este proceso da el ultimo chequeo de calidad a la mezcla y por eso es tan importante, es necesario tanto si grabas en un estudio profesional como en uno de pocos recursos. La idea es garantizar la calidad y el nivel que tiene la producción en sí dándole un toque maestro, y haciendo que suene como debería sonar.

Con la aparición de los soportes digitales, el mastering se ha vuelto incluso más importante. Restaurar un audio ahora es más sencillo que antes, cuando había que volver a hacerlo todo para aplicar cualquier cambio. Hoy en día, se arreglan pequeños clics y silbidos durante el mastering con relativa facilidad. De la misma manera, trabajar en estéreo le da al sonido un nuevo nivel de calidad y en este proceso se mejora la resolución de ese estéreo, haciendo que suene más grande y amplio, con más espacio.

Con la EQ durante el mastering se busca el equilibrio y el balance de elementos para que ninguno sobresalga y solo destacar lo que se quiere. De esta manera, un buen mastering es aquel que está bien balanceado y suena bien en todos los reproductores y condiciones. La compresión juega un papel importante  también aquí porque regula las partes que suenan altas y las que no, otorgando una mejor sensación de uniformidad a nuestra mezcla.

Uno de los últimos pasos antes de la exportación es aplicar loudness, es decir, aplicar limitadores que hacen que la pista tenga un volumen alto de promedio sin dejar pasar ningún tipo de fallos en el audio como saturaciones. Entonces, llega el momento de prestar especial atención a los bits y al espacio que hay entre cada canción. El dithering  que se aplica en mastering calcula la profundidad y rango de bits que se exportan con el audio para que no se pierda nada de la información, rellenando los huecos en caso necesario.

Igual de importante es el espacio de silencio que dejamos entre cada pista porque dice mucho del álbum en conjunto, así como el orden de las canciones (secuenciación). El álbum debe escucharse como un todo después del mastering, ya que es el último paso antes de que lo escuche todo el mundo.